¿Cuán importante es la deuda?
Por Robert Skidelsky R. SKIDELSKY, miembro de la Cámara de los Lores, profesor emérito Economía Política, Univ. Warwick, at La Vanguardia, Opinión, 26/01/12
En la actualidad Europa se encuentra perseguida por el fantasma de la deuda. Todos los líderes europeos se sienten abatidos ante esta situación. Para exorcizar a este demonio, están sometiendo a sus economías a padecimientos.
Parece que dichos padecimientos no son de ayuda. Sus economías siguen desplomándose dando tumbos, y la deuda sigue creciendo. La agencia de calificación crediticia Standard & Poor’s ha rebajado las calificaciones de la deuda soberana de nueve países de la eurozona, entre ellos la de Francia. Probablemente el Reino Unido sea el siguiente.
Para cualquiera que no esté cegado por la locura, la explicación de esta rebaja es evidente. Si el objetivo, establecido deliberadamente, es la reducción del tamaño del PIB, la relación de deuda con respecto al PIB está destinada a crecer. La única manera de reducir la deuda de un país (que no sea mediante una moratoria) es conseguir que su economía crezca.
El miedo a estar endeudado está arraigado en la naturaleza humana, por lo que el ciudadano medio aparenta estar de acuerdo en que la extinción de la deuda sea uno de los objetivos de las políticas de un país. Todos saben lo que significa contraer una deuda financiera: dinero adeudado, a menudo como resultado de préstamos. Estar endeudado puede producir ansiedad si uno no está seguro sobre si, llegado el momento, será capaz de pagar lo que debe.
Esta ansiedad se transmite fácilmente a la deuda nacional –la deuda contraída por un gobierno con sus acreedores–. Las personas se preguntan: ¿cómo reembolsarán los gobiernos la totalidad de los cientos de miles de millones de euros que deben? Como señaló el primer ministro británico David Cameron: “La deuda pública es similar a la deuda de tarjetas de crédito, tiene que ser pagada”.
Se llega al siguiente paso con facilidad: a fin de pagar, o al menos reducir, la deuda nacional, el gobierno debe eliminar su déficit presupuestario, ya que el exceso de gasto con relación a los ingresos se agrega a la deuda nacional. En efecto, si el gobierno no actúa, la deuda nacional se convertirá en lo que en el léxico actual se define como “insostenible”.
Una vez más, de manera fácil surge una analogía con el endeudamiento de los hogares. El ciudadano sensato razona y piensa que “mi muerte no extingue mi deuda”. Mis acreedores tendrán prelación de cobro sobre mi herencia –es decir, preferencia sobre todo lo que yo quería dejar como herencia a mis hijos–. Del mismo modo, cuando un gobierno deja sin pagar una deuda por demasiado tiempo se convierte en una carga para las generaciones futuras: yo podré disfrutar de los beneficios de las extravagancias del gobierno, pero mis hijos tendrán que pagar la factura.
Es por eso que en la actualidad la reducción del déficit está en el centro de la política fiscal de la mayoría de los gobiernos. Supuestamente hay menos probabilidades de que la deuda de un gobierno con un plan “creíble” de “consolidación fiscal” ingrese en moratoria o se la deje para que sea pagada por las generaciones futuras. Se cree que tal reducción del déficit permitirá que el gobierno pida prestado dinero con costos menores de los que pudiera de otra forma conseguir, esto, consecuentemente, reduce las tasas de interés para los prestatarios privados, lo que a su vez debe impulsar la actividad económica. De esta forma se llega a la conclusión que la consolidación fiscal es el gran y soberbio camino a la recuperación económica.
Esta doctrina, que es la doctrina oficial de los países más desarrollados en la actualidad, contiene al menos cinco falacias importantes, que pasan desapercibidas debido a que la narrativa es muy plausible.
En primer lugar, los gobiernos, a diferencia de los particulares, no tienen que pagar sus deudas. El gobierno de un país con su propio banco central y su propia moneda, simplemente puede seguir endeudándose mediante la impresión de dinero que luego le es prestado. Este no es el caso de los países de la eurozona. Sin embargo, los gobiernos de la eurozona tampoco tienen que pagar sus deudas. Si sus acreedores (extranjeros) ejercen demasiada presión sobre ellos, ellos simplemente ingresan en moratoria. La moratoria es mala. Pero la vida tras la moratoria continúa transcurriendo de manera muy similar a la de antes de dicha moratoria.
En segundo lugar, reducir deliberadamente el déficit no es el mejor camino para que un gobierno equilibre sus libros de contabilidad. La reducción del déficit en una economía deprimida no es el camino a la recuperación; es el camino a la contracción, ya que significa reducir la renta nacional de la cual dependen los ingresos del gobierno. Esto hará que para un gobierno sea más difícil, no más fácil, reducir el déficit. El Gobierno británico ya debe pedir prestado 112.000 millones de libras (unos 160.000 millones de euros) más de lo que había planeado cuando anunció su plan de reducción del déficit en junio del año 2010.
En tercer lugar, la deuda nacional no es una carga neta de las generaciones futuras. Incluso si dicha deuda da lugar a futuros pasivos fiscales (y alguna de la deuda si dará lugar a ello), estos pasivos serán transferencias de los contribuyentes a los tenedores de bonos. Esto puede tener desagradables consecuencias distributivas. Sin embargo, tratar de reducir la deuda ahora será una carga neta sobre las generaciones futuras: la renta del país se reducirá de inmediato, las ganancias caerán, los fondos de pensiones se reducirán, los proyectos de inversión serán cancelados o pospuestos, y no se construirán casas, hospitales y escuelas. Las generaciones futuras estarán peor que antes, después de haberse visto privadas de los bienes que de lo contrario podrían haber tenido.
En cuarto lugar, no hay ninguna conexión entre el tamaño de la deuda nacional y el precio que el gobierno debe pagar para financiarla. Las tasas de interés que Japón, Estados Unidos, el Reino Unido y Alemania pagan por sus deudas nacionales son similarmente bajas, a pesar de que existen grandes diferencias en las políticas fiscales y niveles de endeudamiento de dichos países.
Por último, los bajos costos de los préstamos para los gobiernos no reducen automáticamente el costo del capital para el sector privado. Después de todo, los prestatarios empresariales, por ejemplo, no se prestan a la tasa de rendimiento “sin riesgo” que se paga por los bonos del Tesoro de Estados Unidos, y la evidencia muestra que la expansión monetaria puede empujar hacia abajo la tasa de interés de la deuda pública, pero que casi no tienen efecto sobre nuevos préstamos bancarios para empresas o hogares. De hecho, la causalidad se da a la inversa: las tasas de interés del Gobierno en el Reino Unido y en otros lugares son tan bajas debido a que las tasas de interés para los préstamos al sector privado son tan altas.
Sin embargo, al igual que lo que pasó con “el fantasma del comunismo” que persiguió a Europa en el famoso manifiesto de Carlos Marx, hoy en día “todos los poderes de la vieja Europa se han unido en una santa alianza para exorcizar” al fantasma de la deuda nacional. Pero los estadistas que tienen como objetivo liquidar la deuda deben recordar a otro fantasma famoso. Ese fantasma es el fantasma de la revolución.
domingo, 29 de janeiro de 2012
domingo, 22 de janeiro de 2012
Ode to individualism
"Prefiero trabajar solo"
at La Vanguardia 21/01/12, Economía, Opinión, por Ramon Aymerich
" Elogiamos el trabajo en equipo y la cooperación, pero la soledad sigue siendo más productiva"
Viajar, airearse, abrirse a otras maneras de pensar y de ver las cosas, cooperar... Son ideas y conceptos imbatibles en nuestra cultura. Porque ¿quién es el valiente que dice que no quiere cooperar? ¿Quién es el tonto que asegura que la mejor estrategia para personas, organizaciones y países es cerrarse al exterior, a todo el que llega de fuera? Nadie. Y esto vale también para el mundo de la empresa. Las empresas de hoy parecen organismos acabados de estallar, que lanzan sus tentáculos llenos de terminales nerviosas hacia fuera, buscando inspiración, ideas nuevas, personas...
Las empresas avanzan hoy con pies de plomo, rodeadas de consultores y coachers que las fuerzan a cooperar con otras empresas para encontrar sinergias, descubrir mercados, obtener información, información, información... El mantra de la cooperación en el mundo empresarial causa tanta presión que incluso los catalanes, conocidos universalmente por su naturaleza individualista y la filosofía del “mejor solo que mal acompañados”, han caído en la trampa.
En los últimos dos años han empezado a aparecer las primeras colaboraciones entre empresas. Más cuanto más avanza la crisis. Incluso dos compañías de cultura tan diferente como Damm y Cobega han unido fuerzas para comprar Cacaolat. Y la idea de la cooperación debe de estar tan enraizada que hay quien explica que en el anuncio televisivo de Cacaolat hay rastros de esa colaboración. Dicen que en el mismo anuncio en el que el actor Roger Coma se pone tierno con un Cacaolat caliente en la mano aparece al fondo de la imagen un tirador de cerveza de Damm e incluso un vaso
con la conocida silueta de la Coca-cola. Sea verdad o no, el caso es que tanta promiscuidad empresarial en Catalunya habría sido impensable hace unos años.
Pero lo más curioso de todo es que no hay nada que demuestre que el gregarismo sea más productivo que la soledad. La mayor parte de los estudios científicos señalan que la creatividad y la innovación proceden de la privacidad y de la libertad sin interrupción. En Quiet: the power of introverts in a world that can’t stop talking, la autora, Susan Cain, explica que el imperativo de la colaboración y el trabajo en grupo ha penetrado por todas partes. Así, la gente que tiene hoy la suerte de trabajar lo hace en salas diáfanas, rodeada de gente y de ruidos (adiós a la privacidad), pasa horas y horas en reuniones, y completa y refuerza sus ideas con correos electrónicos y mensajes de redes sociales. Y algo parecido se puede decir de la escuela: el niño que no trabaja en equipo lo pasará mal de mayor, dicen los profesores.
Todo esto a pesar de que crecen las voces que aseguran que los tan popularizados brainstormings no ayudan exactamente a encontrar grandes ideas. Y que la innovación y la creatividad son, la mayoría de las veces, hijas de la soledad, el silencio y la libertad sin interrupciones.
at La Vanguardia 21/01/12, Economía, Opinión, por Ramon Aymerich
" Elogiamos el trabajo en equipo y la cooperación, pero la soledad sigue siendo más productiva"
Viajar, airearse, abrirse a otras maneras de pensar y de ver las cosas, cooperar... Son ideas y conceptos imbatibles en nuestra cultura. Porque ¿quién es el valiente que dice que no quiere cooperar? ¿Quién es el tonto que asegura que la mejor estrategia para personas, organizaciones y países es cerrarse al exterior, a todo el que llega de fuera? Nadie. Y esto vale también para el mundo de la empresa. Las empresas de hoy parecen organismos acabados de estallar, que lanzan sus tentáculos llenos de terminales nerviosas hacia fuera, buscando inspiración, ideas nuevas, personas...
Las empresas avanzan hoy con pies de plomo, rodeadas de consultores y coachers que las fuerzan a cooperar con otras empresas para encontrar sinergias, descubrir mercados, obtener información, información, información... El mantra de la cooperación en el mundo empresarial causa tanta presión que incluso los catalanes, conocidos universalmente por su naturaleza individualista y la filosofía del “mejor solo que mal acompañados”, han caído en la trampa.
En los últimos dos años han empezado a aparecer las primeras colaboraciones entre empresas. Más cuanto más avanza la crisis. Incluso dos compañías de cultura tan diferente como Damm y Cobega han unido fuerzas para comprar Cacaolat. Y la idea de la cooperación debe de estar tan enraizada que hay quien explica que en el anuncio televisivo de Cacaolat hay rastros de esa colaboración. Dicen que en el mismo anuncio en el que el actor Roger Coma se pone tierno con un Cacaolat caliente en la mano aparece al fondo de la imagen un tirador de cerveza de Damm e incluso un vaso
con la conocida silueta de la Coca-cola. Sea verdad o no, el caso es que tanta promiscuidad empresarial en Catalunya habría sido impensable hace unos años.
Pero lo más curioso de todo es que no hay nada que demuestre que el gregarismo sea más productivo que la soledad. La mayor parte de los estudios científicos señalan que la creatividad y la innovación proceden de la privacidad y de la libertad sin interrupción. En Quiet: the power of introverts in a world that can’t stop talking, la autora, Susan Cain, explica que el imperativo de la colaboración y el trabajo en grupo ha penetrado por todas partes. Así, la gente que tiene hoy la suerte de trabajar lo hace en salas diáfanas, rodeada de gente y de ruidos (adiós a la privacidad), pasa horas y horas en reuniones, y completa y refuerza sus ideas con correos electrónicos y mensajes de redes sociales. Y algo parecido se puede decir de la escuela: el niño que no trabaja en equipo lo pasará mal de mayor, dicen los profesores.
Todo esto a pesar de que crecen las voces que aseguran que los tan popularizados brainstormings no ayudan exactamente a encontrar grandes ideas. Y que la innovación y la creatividad son, la mayoría de las veces, hijas de la soledad, el silencio y la libertad sin interrupciones.
sábado, 21 de janeiro de 2012
iTunes U
Hoje resolvi que tenho demasiados livros que não consigo ler e muito de tempo de metro que não aproveito. Há um livro em particular, o 'Political Thinkers' que nunca chego a ler, porque parece que tenho sempre outras coisas para ler primeiro. No more!
Ha uma free ap que se chama iTunes U que funciona como o Ibooks, mas neste caso são gravações de aulas universitárias (video ou audio) de Yale, Oxford, Stanford... Os tópicos são os mais variados e é compartimentado em collections, courses e materials.
Por exemplo com a keyword 'political' existe na iTunes U Collections um podcast das aulas universitarias em Yale de filosofia política. Cobre Hobbes, Toqueville, Locke, Aristotles, Plato e Machiavelli (Political Philosphy by John B. Smith).
Este podcast é mesmo parecida com o livro! E há muitos mais deste género, em política, historia de arte, historia de economia! Podes subscrever ou tirar tudo e é gratuito. E como são aulas universitárias, começam do início e explicam os passos todos.
Que tal? Eu vou ouvindo no metro e tu podes ir ouvindo no caminho para o trabalho. It's for people that like to walk!
terça-feira, 17 de janeiro de 2012
Let's get serious.
Hoje vejo esta noticia na Vanguardia online. Tenta descodificar as firmas que estão por detrás das agencias de qualificação. Achei piada porque, no dia em que diminuiram o rating europeu, eu passei 1h a tentar encontrar no google-noticias quanto investe a S&P no mercado da divida soberana, e se alguém se tinha posto a calcular quanto ia ganhar esta agencia com o aumento das taxas de juro desta divida. Não encontrei nada... Este artigo é um 1º passo:
¿Quién está detrás de las agencias de calificación?
at Economía, La Vanguardia Online, 17/01/2012
El pasado viernes la agencia de calificación Standard & Poor's (S&P) degradó la nota de diversos países de la Eurozona. Lo hizo en un escalón con Francia, Austria, Malta, Eslovaquia y Eslovenia, y en dos con Italia, España, Portugal y Chipre.
La famosa triple A de Francia, la máxima calificación que otorga esta compañía privada cuya sede central se ubica en el 55 de la calle Water, en Manhattan, a escasos metros de Wall Street, fue arrebatada de un plumazo y, claro, segundos después se armó la marimorena en el Elíseo.
El presidente francés, Nicolas Sarkozy, reunió al gabinete de crisis, toda Europa se puso las manos a la cabeza, hubo nervios, caras largas y el anuncio de un nuevo Armaguedón (otro) a la vuelta de la esquina. La prensa, desde Madrid a Berlín pasando por Londres y París, calificó al instante la medida de "hachazo" al euro.
Ahora bien, lo cierto es que las consecuencias de la rebaja de S&P no se han notado en las bolsas y en los mercados secundarios de deuda. Sin ir más lejos, la mayoría de plazas europeas cerraron el lunes, primer día tras la rebaja de la calificadora estadounidense, al alza (el Ibex lo hizo en plano) y la prima de riesgo de países en constante tambaleo, Italia, España y ahora Francia, se relajó levemente. Este martes la tónica parece la misma. Los mercados han descontado lo que pontificó el viernes S&P, es decir, todo el mundo da por hecho que Francia no es un país de triple A y por eso no ha habido una nueva hecatombe. Y todo pese a que también rebajó la nota al fondo europeo de rescate.
Una vez se le hubo pasado el disgusto, Sarkozy, al igual que el presidente del Banco Central Europeo, Mario Draghi, señaló el lunes desde La Moncloa que no hay que volverse loco con lo que digan estas compañías. Eso sí, una cosa es decirlo y la otra hacerlo.
Las críticas hacia estas agencias también se han dejado oir este martes en el Parlamento Europeo, que ha escogido al eurodiputado socialista alemán Martin Schulz como su presidente, por un mandato de dos años. Schulz ha dirigido parte de su discurso a cargar contra la dictadura de las empresas de notación de la deuda y la idea generalizada de que son más poderosas que "los gobiernos democráticos".
Ahora bien, la pregunta, no por repetida deja de ser relevante. ¿Quién está detrás de estas agencias de calificación y por qué las decisiones de dichas entidades privadas tienen tanto poder en los asuntos públicos? Entre S&P, Moody's y Fitch forman la santísima trinidad de las agencias de notación del sector financiero a nivel mundial. Controlan el 90% del negocio.
S&P es 100% propiedad de la editora estadounidense McGraw Hill, cuya sede también se encuentra en Manhattan, y cuyo negocio se centra en gran medida en aspectos relacionados con la educación. Los accionistas de McGraw Hill son las financieras Capital Group (12,3%) y Slate Street (4,3%), la empresa para inversores de fuera de Estados Unidos Vanguard Group (3,8%), la multinacional financiera BlackRock (3,8%), el banco de inversión Oppenheimer Funds (3,4%), la firma de inversiones T. Rowe Price (3,3%), el 'fund' Dodge Cox (2,4%), Fiduciary Management (2,05%), Independent Franchise Partners (1,37%) y el fondo de pensiones de los profesores de Ontario, en Canadá (1.94%).
No deja de ser curioso que S&P y Moody's compartan accionistas, que son Capital Group (12.38%); State Street (3.36%); Vanguard Group (3.36%); BlackRock (3.28%) y T Rowe Price (5.95%). En el caso de Moody's, cuya sede central se encuentra en el 250 de la calle Greenwich, en uno de los complejos del World Trade Center, en Manhattan, los principales accionistas, además de los ya citados, son: Berkshire Hathaway Inc (12,47%), Capital Research Global Investors (que forma parte de Capital Group) (3,66%), Value Act Capital Managment (3,63%), Neuberguer Berman (2,86%) e Invesco Advisers (2,55%). Berkshire Hathaway Inc es el conglomerado empresarial de la 'celebrity' de los inversores, del oráculo de Omaha, el señor Warren Buffet.
Por último está Fitch, con sedes en Nueva York y en la City de Londres, y cuyo accionariado es menos complejo que en las otras dos compañías. El 60% es de la francesa Fimalac (Financière Marc de Lacharrière), cuya sede se ubica en París, y The Hearst Corporation (editora de numerosos diarios y revistas, entre otros productos, como Cosmopolitan, Elle o Marie Claire), que tiene el 40% de la compañía.
Por otro lado, cabe recordar que estas agencias de calificación dieron su máxima nota a las hipotecas subprime allá en 2008, días antes de que estallara la gran crisis y se convirtieran dichos productos financieros, casi por arte de birlibirloque, en basura. Entonces, ¿por qué se les sigue dando tanto crédito? Las grandes multinacionales financieras tienen muy en cuenta los informes que presentan estas compañías cuando deciden hacer una inversión en el sector privado o en un país. Sus empleados son analistas a los que se les supone que dominan a la perfección los resortes de los países y de las compañías que califican.
A nivel de un inversor privado, si uno desea invertir en deuda de un banco francés, por ejemplo, uno de los elementos que tiene para tomar la decisión (y es lo que hace la mayoría) es saber qué dice la santísima trinidad de la calificación financiera. Ahora bien, el asunto se pone más interesante porque existen diferentes instituciones (fondos de pensiones de países, por ejemplo) que solo invierten en productos calificados con la máxima puntuación otorgada por estas agencias. Es decir, que sus decisiones condicionan dónde va el dinero y por lo tanto, en el caso de Francia o de España, esto puede suponer que los inversores no quieran arriesgarse en comprar su deuda por temor a que no se la devuelvan en el plazo fijado o se vean obligados a venderla porque no cumple con las garantías exigidas.
El dinero es cobarde y si S&P, Moody's o Fitch dicen que la deuda española o francesa no es de fiar, los inversores cogerán sus bártulos, se irán a otro lado y si te he visto no me acuerdo. Entonces Francia y España deberán pagar más intereses a quienes tomen el riesgo de poner su dinero en sus bonos, crecerá su deuda y..., en efecto, la historia volverá a repetirse.
¿Quién está detrás de las agencias de calificación?
at Economía, La Vanguardia Online, 17/01/2012
El pasado viernes la agencia de calificación Standard & Poor's (S&P) degradó la nota de diversos países de la Eurozona. Lo hizo en un escalón con Francia, Austria, Malta, Eslovaquia y Eslovenia, y en dos con Italia, España, Portugal y Chipre.
La famosa triple A de Francia, la máxima calificación que otorga esta compañía privada cuya sede central se ubica en el 55 de la calle Water, en Manhattan, a escasos metros de Wall Street, fue arrebatada de un plumazo y, claro, segundos después se armó la marimorena en el Elíseo.
El presidente francés, Nicolas Sarkozy, reunió al gabinete de crisis, toda Europa se puso las manos a la cabeza, hubo nervios, caras largas y el anuncio de un nuevo Armaguedón (otro) a la vuelta de la esquina. La prensa, desde Madrid a Berlín pasando por Londres y París, calificó al instante la medida de "hachazo" al euro.
Ahora bien, lo cierto es que las consecuencias de la rebaja de S&P no se han notado en las bolsas y en los mercados secundarios de deuda. Sin ir más lejos, la mayoría de plazas europeas cerraron el lunes, primer día tras la rebaja de la calificadora estadounidense, al alza (el Ibex lo hizo en plano) y la prima de riesgo de países en constante tambaleo, Italia, España y ahora Francia, se relajó levemente. Este martes la tónica parece la misma. Los mercados han descontado lo que pontificó el viernes S&P, es decir, todo el mundo da por hecho que Francia no es un país de triple A y por eso no ha habido una nueva hecatombe. Y todo pese a que también rebajó la nota al fondo europeo de rescate.
Una vez se le hubo pasado el disgusto, Sarkozy, al igual que el presidente del Banco Central Europeo, Mario Draghi, señaló el lunes desde La Moncloa que no hay que volverse loco con lo que digan estas compañías. Eso sí, una cosa es decirlo y la otra hacerlo.
Las críticas hacia estas agencias también se han dejado oir este martes en el Parlamento Europeo, que ha escogido al eurodiputado socialista alemán Martin Schulz como su presidente, por un mandato de dos años. Schulz ha dirigido parte de su discurso a cargar contra la dictadura de las empresas de notación de la deuda y la idea generalizada de que son más poderosas que "los gobiernos democráticos".
Ahora bien, la pregunta, no por repetida deja de ser relevante. ¿Quién está detrás de estas agencias de calificación y por qué las decisiones de dichas entidades privadas tienen tanto poder en los asuntos públicos? Entre S&P, Moody's y Fitch forman la santísima trinidad de las agencias de notación del sector financiero a nivel mundial. Controlan el 90% del negocio.
S&P es 100% propiedad de la editora estadounidense McGraw Hill, cuya sede también se encuentra en Manhattan, y cuyo negocio se centra en gran medida en aspectos relacionados con la educación. Los accionistas de McGraw Hill son las financieras Capital Group (12,3%) y Slate Street (4,3%), la empresa para inversores de fuera de Estados Unidos Vanguard Group (3,8%), la multinacional financiera BlackRock (3,8%), el banco de inversión Oppenheimer Funds (3,4%), la firma de inversiones T. Rowe Price (3,3%), el 'fund' Dodge Cox (2,4%), Fiduciary Management (2,05%), Independent Franchise Partners (1,37%) y el fondo de pensiones de los profesores de Ontario, en Canadá (1.94%).
No deja de ser curioso que S&P y Moody's compartan accionistas, que son Capital Group (12.38%); State Street (3.36%); Vanguard Group (3.36%); BlackRock (3.28%) y T Rowe Price (5.95%). En el caso de Moody's, cuya sede central se encuentra en el 250 de la calle Greenwich, en uno de los complejos del World Trade Center, en Manhattan, los principales accionistas, además de los ya citados, son: Berkshire Hathaway Inc (12,47%), Capital Research Global Investors (que forma parte de Capital Group) (3,66%), Value Act Capital Managment (3,63%), Neuberguer Berman (2,86%) e Invesco Advisers (2,55%). Berkshire Hathaway Inc es el conglomerado empresarial de la 'celebrity' de los inversores, del oráculo de Omaha, el señor Warren Buffet.
Por último está Fitch, con sedes en Nueva York y en la City de Londres, y cuyo accionariado es menos complejo que en las otras dos compañías. El 60% es de la francesa Fimalac (Financière Marc de Lacharrière), cuya sede se ubica en París, y The Hearst Corporation (editora de numerosos diarios y revistas, entre otros productos, como Cosmopolitan, Elle o Marie Claire), que tiene el 40% de la compañía.
Por otro lado, cabe recordar que estas agencias de calificación dieron su máxima nota a las hipotecas subprime allá en 2008, días antes de que estallara la gran crisis y se convirtieran dichos productos financieros, casi por arte de birlibirloque, en basura. Entonces, ¿por qué se les sigue dando tanto crédito? Las grandes multinacionales financieras tienen muy en cuenta los informes que presentan estas compañías cuando deciden hacer una inversión en el sector privado o en un país. Sus empleados son analistas a los que se les supone que dominan a la perfección los resortes de los países y de las compañías que califican.
A nivel de un inversor privado, si uno desea invertir en deuda de un banco francés, por ejemplo, uno de los elementos que tiene para tomar la decisión (y es lo que hace la mayoría) es saber qué dice la santísima trinidad de la calificación financiera. Ahora bien, el asunto se pone más interesante porque existen diferentes instituciones (fondos de pensiones de países, por ejemplo) que solo invierten en productos calificados con la máxima puntuación otorgada por estas agencias. Es decir, que sus decisiones condicionan dónde va el dinero y por lo tanto, en el caso de Francia o de España, esto puede suponer que los inversores no quieran arriesgarse en comprar su deuda por temor a que no se la devuelvan en el plazo fijado o se vean obligados a venderla porque no cumple con las garantías exigidas.
El dinero es cobarde y si S&P, Moody's o Fitch dicen que la deuda española o francesa no es de fiar, los inversores cogerán sus bártulos, se irán a otro lado y si te he visto no me acuerdo. Entonces Francia y España deberán pagar más intereses a quienes tomen el riesgo de poner su dinero en sus bonos, crecerá su deuda y..., en efecto, la historia volverá a repetirse.
Competitive economy
Neste video o Daily Show aborda a questão: como podem ser os EUA mais competitivos que a China? É pela via da desregulamentação? E a resposta deles é, não! Não podem ser igualemente competitivos, porque os americanos exigem condições de trabalho minimamente humanitárias!
Ok, temos de pensar que esta é sempre a perspectiva norte-americana (que desde Miami penso que é super-bies), e que além disso isto é comédia, damos o desconto... mas e se não é só comedia?
PS: Ah! E atenta que China é o país comunista onde... vais para a choldra se organizas um sindicato!! Muito lógico mesmo.
Ok, temos de pensar que esta é sempre a perspectiva norte-americana (que desde Miami penso que é super-bies), e que além disso isto é comédia, damos o desconto... mas e se não é só comedia?
PS: Ah! E atenta que China é o país comunista onde... vais para a choldra se organizas um sindicato!! Muito lógico mesmo.
The Daily Show With Jon Stewart | Mon - Thurs 11p / 10c | |||
Fear Factory | ||||
www.thedailyshow.com | ||||
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segunda-feira, 2 de janeiro de 2012
For people that like to walk....
Estava a ler sobre Keynes (a tentar encontrar o 'General Theory of Employment, Interest and Money') quando encontrei um nome conhecido de free markets: Hayek (premio nobel cujo livro mais conhecido e 'The fatal conceit'). Dei por mim numa página chamada EconStories (http://econstories.tv/category/videos/music-videos/) que tem videos musicais EXCELENTES sobre os dois. Tens que ver! O mais conhecido retrata o combate do século: Hayek vs Keynes:
A letra está na página do video (http://econstories.tv/2011/04/28/fight-of-the-century-music-video/).
Repara que no final Keynes perde a batalha, mas é declarado vencedor e tem a atenção dos media, enquanto Hayek tem o reconhecimento dos académicos. Há mais dois filmes musicais: o 'Fear the Boom and Bust' explica, por exemplo, cada teoria de forma mais aprofundada.
O que é que isto tem a ver com andar a pé? Na 'backstory' de um dos autores da EconStories, chamou-me a atenção esta passagem:
'The financial and economic crisis and a general concern for the future that comes with being a new dad sparked an intense interest in economics and the business cycle. John was introduced to Hayek and the “Austrian” perspective on economics and the business cycle by reading Henry Hazlitt’s “Economics in One Lesson”. His reading and, in theory, his understanding has expanded with subsequent study.
John has his commute to thank for whatever economics understanding he purports to have. It’s amazing how much one can learn with three hours of public transit per day and an iPhone packed with audio books and podcasts. He’s still learning… and always will be'
Podíamos fazer isto! Tu enquanto vais para o hospital, e eu no meu commute! Há montes de audiobooks no iTunes.
Beijinhos
A letra está na página do video (http://econstories.tv/2011/04/28/fight-of-the-century-music-video/).
Repara que no final Keynes perde a batalha, mas é declarado vencedor e tem a atenção dos media, enquanto Hayek tem o reconhecimento dos académicos. Há mais dois filmes musicais: o 'Fear the Boom and Bust' explica, por exemplo, cada teoria de forma mais aprofundada.
O que é que isto tem a ver com andar a pé? Na 'backstory' de um dos autores da EconStories, chamou-me a atenção esta passagem:
'The financial and economic crisis and a general concern for the future that comes with being a new dad sparked an intense interest in economics and the business cycle. John was introduced to Hayek and the “Austrian” perspective on economics and the business cycle by reading Henry Hazlitt’s “Economics in One Lesson”. His reading and, in theory, his understanding has expanded with subsequent study.
John has his commute to thank for whatever economics understanding he purports to have. It’s amazing how much one can learn with three hours of public transit per day and an iPhone packed with audio books and podcasts. He’s still learning… and always will be'
Podíamos fazer isto! Tu enquanto vais para o hospital, e eu no meu commute! Há montes de audiobooks no iTunes.
Beijinhos
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